25 octubre 2010

¿Hasta dónde puedo llegar con mis neumáticos?

Con este artículo trataré de responder a una pregunta clásica de los conductores. Hay dos variables que marcan el desgaste de un neumático principalmente, una de ellas es el kilometraje y la otra el tiempo. Supongamos un juego de neumáticos totalmente nuevo, nuestro coche estrena zapatitos nuevos.


Con el paso de los kilómetros la banda de rodadura del neumático irá degradándose, haciendo que los surcos vayan perdiendo profundidad y por lo tanto las prestaciones original de las ruedas. Si el mantenimiento es correcto, tenderán a desgastarse los delanteros primero (por el peso), los traseros tiempo después.


Respecto al kilometraje, el punto de decir “basta” es cuando se enrasan los testigos de los surcos con el dibujo, significa que hemos alcanzado el límite legal de 1,6 milímetros y que deben cambiarse lo antes posible. Esto es aplicable para zonas fundamentalmente secas, pero ¿y en las mojadas?
Cuanto menor es la profundidad de los surcos, la capacidad de evacuación de cuerpos o fluidos entre el neumático y el asfalto va disminuyendo. Aunque un neumático de 1,8 mm de profundidad sea legal, en circulación sobre mojado es claramente peor que uno nuevo, por razones que caen por su propio peso.
Si hablamos de neumáticos de invierno y de la posibilidad de circular sobre nieve, es mucho menos recomendable apurar hasta el límite legal. Los fabricantes recomiendan no bajar de 4 mm de profundidad de los surcos para circular con mínimas garantías de agarre. No siempre lo legal es lo más seguro.
Es como pensar que con niebla se puede circular a 120 km/h si la señal lo permite, poderse se puede, pero no es recomendable en absoluto. Volvamos a nuestro juego imaginario, las delanteras ya piden su retiro, cambiamos de neumáticos. 
Ahora bien, hay neumáticos que duran una barbaridad de kilómetros, sobre todo las de baja resistencia a la rodadura. Cuanto más duros son, más duran. 
Si nos fijamos en su banda de rodadura encontramos dentro de un elipse marca 4906. Corresponde a la semana 49 de 2006, y la vida estimada de un neumático es alrededor de cinco años, si ha estado bien conservado. ¿Y qué es estar bien conservado?
Las temperaturas extremas degradan los neumáticos, de ahí que el garaje sea algo más que tener menos arañazos en la carrocería. Por otra parte, el salitre, ¿vive cerca de la costa? Se degradan más rápido. La conducción también hace lo suyo, como las malas costumbres de pegar frenazos o salir echando ruedas.
Tomar los resaltos a más velocidad de la recomendable, meter el coche por caminos con piedras o baches o hacer que los cantos toquen el suelo (baja presión de inflado o conducción muy agresiva) también van eliminando las prestaciones de las ruedas. Pero además, el factor tiempo es muy importante.
Se fabricó hace 10 años, conserva dibujo en condiciones legales de circulación pero tiene la carcasa agrietada, como en la pesadilla de un creativo de anuncios de cremas hidratantes. Una fuente de ruidos, vibraciones, aspereza… e inseguridad. Esta rueda pide a gritos que la jubilen, y si no se puede jubilar rápido, debe moverse poco o nada. 
No solamente frenan mucho peor y reducen el confort, también existe un claro riesgo de reventón a nada que se calienten. Puede bastar con ir muy poco por encima de la velocidad máxima legal de autopistas. Los fabricantes recomiendan jubilar ruedas que tengan más de cinco años, independientemente de la calidad de su dibujo.
Resumiendo, tenemos que tener en cuenta los límites de kilómetros y de edad, no podemos superar ni uno ni otro (ni qué decir de superar ambos). Cuanto más avanzan ambas variables más se degradan las prestaciones, es decir, las distancias de frenado, el agarre, el confort… y la seguridad.
Según avance el kilometraje o la edad de las ruedas habrá que ir aumentando las distancias de seguridad y conducir con más anticipación, y cuando llueve, nieve o hiele, esto debería incluso doblarse. Las diferencias están ahí y conviene prevenir antes de tener que curar. Y eso último no siempre se puede.
Dado que la seguridad del vehículo se apoya fundamentalmente en los neumáticos, es un elemento de seguridad que debe mimarse en su totalidad. Apurar los límites de las ruedas es una forma estupenda de convertir un coche hábil y eficaz en un cacharro. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario