Hoy he asistido a un curioso curso de conducción. En este no hay derrapadas, ni olor a goma quemada, ni estrés ni nada de eso. Era un curso para callejear gastando menos.
Reconozco que cuando entré llevaba grapada una sonrisa de escepticismo pensando “que me van a enseñar aqui; si eso de conducir en marchas largas, soltar el acelerador anticipándome al tráfico y acelerar con suavidad lo puedo hacer cuando quiera…”
El curso en cuestión duraba tres horas. Nada mas llegar cogías el coche y dabas una vuelta por un circuito urbano que ellos ya tenían predefinido: “en la siguiente, gira a la derecha”; igual que en la autoescuela. Me dijeron que condujera de manera normal porque después de las clases teóricas, al aplicarlas, veríamos el nuevo consumo. Asi lo hice, permitiéndome bastantes alegrías en los cambios de carril pero intentando economizar bastante desde el principio. Resultado: consumo de 6,5 l a los 100 km, en un Mégane dCi de 120 CV, lo cual ya está bastante bien si lo comparo con el resto de mis compañeros.
A continuación, una charla de una hora aproximadamente explicando técnicamente por qué consume el vehículo y las formas de reducirlo; pasar de primera a segunda nada mas dar un empujón al coche, buscar la tercera si es posible, no circular a mas de 3.000 rpm ni menos de 1.800, anticiparse al tráfico, buscando el consumo cero en la mayoría de las ocasiones.
Finalmente, vuelta al coche, repetimos el circuito y … sorpresa, ¡el consumo en el mismo recorrido es de 4,4 litros! Pense para mi “bueno, pero he conducido como una abuelita… se me subían los caracoles a las ruedas…” Pues no, la mayor de las sorpresas: empleé medio minuto menos en hacer el recorrido y la velocidad media subió de 29,5 a 31 km/h. Ya sé que no es nada, pero teniendo en cuenta que había pasado la tarde y había mucho mas tráfico…
Un resultado sorprendente, ahorrar un 30% de combustible y aumentar la velocidad media. Me hubiera gustado repetir a ver si había habido alineación de planetas con los semáforos o algo por el estilo, pero el curso había terminado.
Una buena campaña la que están llevando a cabo el Club Automovilístico RACC y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE). Los coches eran cedidos por Avis, resultado de anteriores acuerdos.
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