Las marcas se encuentran en una carrera para rebajar las emisiones medias de su flota en el momento que entre en vigor la norma Euro VI de emisiones, mucho más restrictiva. En el mismo sentido trabajan sus proveedores, entre ellos el principal en volumen dentro de Europa, Bosch. El grupo, que fabrica los sistemas de inyección más avanzados, creó hace tres años una empresa conjunta (joint-venture) con el especialista alemán en la fabricación de turbos, Mahle.
El resultado es una nueva generación de sistemas turboalimentados que pueden equipar motores tricilíndricos tanto diésel como gasolina. Esta semana, Bosch y Mahle han presentado el primer vehículo de demostración equipado con esta tecnología que, montada en una mecánica 1.2 de gasolina, presenta una reducción de las emisiones del 30%. Otra de sus grandes ventajas es que, al llevar un único turbo, resulta más ligera y barata de construir. Durante la presentación anunciaron que tienen pensado empezar a equipar estos dispositivos en serie para un modelo de una marca alemana “muy importante”.
El vehículo de demostración era un Volkswagen Passat, así que blanco y en botella. Esta solución, además, no implica en absoluto una reducción de las prestaciones, sino al contrario: ofrece un ratio aproximado de potencia/cilindrada de 100 kW/litro -134 CV/litro-. Así, quizá en unos meses, Volkswagen dé a conocer su primer tricilíndrico desarollado para impulsar berlinas de gran tamaño hasta la Euro VI y más allá.
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