Dentro de unos meses, exactamente a partir de Noviembre de 2011, todos los turismos comercializados en la Unión Europea deberán cumplir un requisito más en materia de seguridad activa: incorporar el Control Electrónico de Estabilidad de serie, lo que se conoce popular y genéricamente como ESP, aunque muchos fabricantes lo denominan con otras siglas (como ESC, VDC, VSC o DSC).
Ya en el año 2004, la UE hizo obligatorio el sistema ABS de antibloqueo de frenos en todos los turismos nuevos, y esta medida significará dar un paso más para la prevención de accidentes en las carreteras, aportando una mayor seguridad activa y reduciendo por ende la mortalidad. De todas formas, no significará ningún cambio radical, puesto que ya es un elemento de serie en prácticamente todos los modelos, incluso en los utilitarios también se está popularizando a pasos agigantados (cuando no es de serie, suele ofrecerse de forma opcional) y únicamente en casos contados de urbanos de menor tamaño y aspiraciones o modelos muy veteranos no se ofrece.
Así, en el plazo de unos meses, todos los coches comercializados en el ámbito europeo deberán ir equipados con el control electrónico de estabilidad. Obviamente, todos aquellos vehículos sinESP fabricados anteriormente podrán seguir circulando sin problemas legales. Hoy en día, es un elemento importante y prácticamente imprescindible, ya que en caso de necesitar su actuación el ahorro (económico y en vidas humanas) es infinitamente superior. El ESP fue un desarrollo conjunto de Mercedes-Benz y Bosch, siendo el Mercedes Clase E el primer vehículo que lo equipó, allá por el año 1995.
Desde entonces su popularización se ha producido a pasos agigantados, y es que muchos accidentes en la carretera se producen por la pérdida de control del vehículo. Por ejemplo, se estima que los derrapes en carretera se pueden evitar hasta en un 80% gracias a este sistema electrónico, aunque por supuesto, las precauciones al volante nunca son pocas: no por llevar ESP hemos de pecar de exceso de confianza, puesto que la física es muy tozuda y hay límites que son imposibles de corregir una vez superados, por mucho control electrónico de estabilidad que tenga nuestro coche.
¿Cómo funciona el ESP? Monitorizando el ángulo de giro del volante y la dirección que toma realmente el vehículo, comparando ambos parámetros mediante sensores. La dirección que toma el vehículo se obtiene mediante la aceleración lateral, ángulo de rotación y velocidad individual de giro de cada una de las ruedas. Si el ESP detecta que la trayectoria del vehículo no es la deseada por su conductor actúa frenando una o varias ruedas para realinear el vehículo y evitar que perdamos el control.
Resumiendo, un pequeño ángel de la guarda electrónico que supone una inestimable ayuda en casos como maniobras bruscas de emergencia, para evitar un objeto en la calzada o bien simplemente tomar con un exceso de optimismo (y de velocidad) una curva, algo que además nos puede sacar de un apuro cuando la carretera no se encuentra en condiciones óptimas (mala adherencia por lluvia, asfalto roto o bacheado, ...)
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