30 junio 2011

Ortega Cano, entre la espada y la pared


Hace un mes que el diestro Ortega Cano tuvo un choque frontal contra otro turismo en el que murió una persona. El matador sobrevivió al accidente con bastante suerte, y ya le queda menos para salir de la hospitalización. Ahora bien, lo que le espera es mucho peor.
Las primeras informaciones fueron confusas, empezando por las características de los vehículos involucrados en el accidente. Ortega Cano conducía un Mercedes-Benz R, un monovolumen equipado con un potente motor de seis cilindros y más de 200 CV. El otro vehículo finalmente resultó ser un SEAT Altea.
Aunque hablamos de dos vehículos con excelentes medidas de seguridad pasiva, siguen sin ser indestructibles. Pero es curioso mencionar el detalle importantísimo de que el turismo del torero ya era conocido esa noche por los servicios de emergencia, porque fue denunciado por varios vecinos.
La matrícula (**** - FZG) coincidía, así como las características de su turismo. Por lo visto, se cuenta que conducía de forma temeraria y rápidamente por el pueblo de Burguillos, apenas una hora antes del accidente. Lo que luego pasó es por todos conocido, invasión de carril y choque frontal con un fallecido.
Eso ya era un problemón para Ortega Cano, pero recientemente se ha sabido que un análisis de su sangre, realizado a su llegada al hospital, determinó que triplicaba el máximo legal de alcoholemia. Se especuló con esa posibilidad al principio, pero ya tenemos la confirmación oficial de las autoridades.
¿Qué implica eso? Delito contra la seguridad del tráfico, con el agravante de haber un cadáver de por medio, y seguramente sea algo así como su muerte mediática. Obviamente su defensa intentará que no cuente la prueba de la alcoholemia por cuestiones de forma y tejemanejes administrativos, pero la bomba ya está soltada.
Con coches antiguos, los dos conductores habrían muerto en el acto. Habría pasado como en otros accidentes de tráfico de famosos con resultado mortal, a veces eso inicia la leyenda. Pero no va a ser el caso de este torero, que se enfrenta al toro más complicado de toda su vida.
No pienso hacer el trabajo de los tribunales, pero las opciones de salir indemne son realmente muy poquitas, y lo más seguro es que haga frente a una condena considerable. Quizás no pisará la cárcel, pero el sanbenito lo tendrá colocado durante años, y profesionalmente puede ser el fin, depende cómo transcurran los acontecimientos ahora.
Puede que algún día conozcamos, aunque sea en un plató de televisión y cobrando una salvajada, la serie de motivos que llevaron a Ortega Cano a conducir en su estado, o por qué ingirió tanto alcohol, qué requería tanta prisa y no podía esperar, etc.
Ortega Cano se merece el mismo juicio justo que tendría que tener cualquier ciudadano anónimo involucrado en las mismas circunstancias. Ahora bien, espero que sirva de ejemplo a alguien, y que esto no suceda más. Estas desgracias son evitables.
A tenor del poder adquisitivo de Ortega Cano, a buen seguro se podría haber encargado a un taxi la tarea de llevar a su hija a otro pueblo (si no recuerdo mal ese era el motivo del viaje). Habría salido carísimo pero no creo que fuese problema para él pagarlo. A la vista está el resultado. Algunas copas sientan realmente mal.




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