Los noveles pueden a partir de mañana ir a la misma velocidad que los demás. Se pone fin a una norma que tenía 37 años y que se impuso en la crisis del petróleo de los años 70.
Los conductores noveles ya no tendremos que circular a 80 km/h como máximo, y dejaremos de ser carne de cañón para los radares (dentro del límite legal máximo). Eso sí, la “L” habrá que seguirla llevando durante el primer año, como antes. No se podrán circular a más 110 km/h, como máximo, y cuando se vuelva al límite anterior, a 120 km/h.
Esta medida seguro que será aplaudida por la mayoría de los noveles, pero los formadores viales están un poco preocupados, ya que complica el aprendizaje. De hecho, está comprobado que la accidentalidad de los noveles se dispara pasado su primer año, cuando ya van demasiado confiados.
No obstante, esta noticia tiene una lectura positiva.
Hasta el 25 de marzo de 2011, el que circulaba con la “L” a por ejemplo 110 km/h en una autopista se estaba jugando una multa de dos puntos y 300 euros, porque son 30 km/h de exceso. Y el que iba a 160 km/h se le podía imputar un delito contra la seguridad vial, al exceder en 80 km/h el límite de velocidad (del conductor, no de la vía).
Admito, que yo no respeto mucho el límite de 80 km/h, pero digamos que eso solo sucede cuando la “L” cae víctima de la gravedad natural.
A partir de mañana, eliminado el miedo a que a uno le casquen una multa por “correr”, muchos noveles podrán salir del armario y volver a colgar sin problemas la “L” en la luna trasera sin miedo a una multa por velocidad o a que lo paren. Recomiendo enérgicamente que todo novel lleve la “L” puesta, al margen de lo que controle.
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