Volvo no ha tenido mucha suerte ultimamente con sus crash test públicos, pero lejos de desistir, nos muestran en el Salón de Detroit los avances que han realizado con su Volvo C30 eléctrico. Según la marca es la primera vez que se muestra una prueba de estas características al público.
Los vehículos eléctricos derivados de turismos con motor de combustión interna, tiene que ser adaptados para seguir siendo seguros, y ahora la marca sueca nos muestra la evolución de su trabajo con el Volvo C30 eléctrico. La cuestión no es tan fácil, ya que, para empezar, el nuevo vehículo tiene una distribución de pesos completamente diferente (las baterías pesan unos 280 kilogramos).
Además las baterías deben estar fuera de las zonas de deformación del chasis, y a la vez, invadir en la menor medida posible la zona destinada para los pasajeros. Por otro lado hay que comprobar que, ante un impacto frontal a alta velocidad (en este caso 64 kilómetros por hora), el frontal del vehículo se deforma y distribuye la energía de forma correcta.
Hay que tener en cuenta que en un vehículo convencional, el motor (de mayor tamaño) ayuda a realizar esta función, de manera que en el Volvo C30 eléctrico el frontal ha tenido que ser reforzado para cumplir con los parámetros de seguridad adecuados. Además, el incremento de peso total respecto al Volvo C30 en su versión de combustión interna es de aproximadamente 300 kilogramos.
Estas no son las únicas medidas adicionales que se han llevado a cabo. Por ejemplo, todos los cables se han reforzado para evitar que puedan estar en contacto con el chasis en caso de accidente. En definitiva, una serie de pasos que nos acercan cada vez a una realidad ya palpable, como es el coche eléctrico.
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